martes, 19 de noviembre de 2013

Entre "te extraño"s y recuerdos

Me encuentro una vez más en esta posición tan vulnerable e increíblemente ridícula y repetitiva. Mantengo una relación de amor y odio conmigo misma. Por un lado, entiendo la realidad que vivo, pero por otro algo dentro de mi se niega aceptarla. Continuo cometiendo errores como el de creer que el amor es suficiente como para que una relación sobreviva a las adversidades, aún cuando con él sigo llevándome trancazos con una pared. 

En este punto estoy molesta conmigo, no con él. No es mi culpa que él sea un idiota, pero es enteramente mi culpa exponerme a una situación donde sé que voy a salir lastimada. Es embuste que con sólo decir "te amo" lo malo se borre. Se queja de que no logro olvidar los errores, pero pana! la cuestión no es olvidar los errores, es que quien carrizo me asegura que no los volverás a cometer? donde puedo ver que realmente es un aprendizaje y no un show de ilusionismo? 

Es enteramente tu culpa que no pueda confiar en ti. No puedes pedirme que sencillamente confié y como no me siento capacitada para ello, te molestes! 

Yo sabía que todo terminaría así. Sin avanzar. Sin nada. Que desgracia tener que despedirte de alguien que amas, pero que viven tiempos diferentes. Me obligas a caminar en una dirección diferente a la tuya. Que rabia tener que obligarme a seguir adelante sin mirar atrás. De nada sirve que te extrañe, si los buenos recuerdos que me hacen tanta falta, forma parte de un pasado que nunca volverá a repetirse. Ese es el grave problema con el amor, te hace alucinar una persona que realmente no existe.

jueves, 7 de noviembre de 2013

Y ese chico con ojos brillantes como la noche

Lo veo y le digo muchas cosas con la mirada. Intento no perderme en esos ojos brillantes, ni ponerle mayores ideales a lo que realmente es. Las mujeres tendemos arruinar una relación potencial desde el primer momento, sólo con permitir que nuestros demonios nos dominen.

Mi corazón lanza unas lágrimas vacías, y lo entiendo. La simple idea de fijarse en alguien más le aterra. Soy de las que en apariencia no me duele ni un uñero, pero la verdad es que soy bastante suavecita, y lejos de ser una virtud creo que se ha convertido en un defecto. El corazón, como el cerebro, necesitan ejercitarse para no olvidar sus funciones, y durante un tiempo estuve realmente muerta por dentro, pero más que todo por todo el dolor que tuve que vivir.

Sin embargo eso me hizo más fuerte.

Cada caída duele menos, y aunque no puedo decir que estoy lista para salir herida nuevamente, al menos miro a ese chico, y le cuento mi novela con la mirada. Y por supuesto, dentro de su naturaleza de ser hombre:

No me entiende.

Capaz cree que me duele el estómago.