martes, 6 de marzo de 2012

Cogito ergo sum

La tolerancia, dice mi papa, es la clave primordial para que una relación fluya. Si vemos el término tolerancia, nos indica, que es la aceptación de la diversidad de opiniones. Escuchar, aceptar pero no necesariamente compartir la opinión del receptor.

De una manera más coloquial, me tengo que calar que el hombre se ponga energúmeno cuando no el no comparte mi manera de pensar? debo ser tolerante aun cuando el no pueda serlo?
Pienso, analizo y procuro llegar a una conclusión que nos sirva a ambos sin necesidad de que mi úlcera explote. Que no debe ser de ambas partes?

Tolerar no sólo la diferencia de opiniones, sino la actitud ante una situación que tal vez yo no hubiera preferido.

Quizás estoy usando mal la filosofía de Descartes, pero...que no debería ambas partes "pensar y luego existir"?

El libre albeldrío entra en juego. Puedes reaccionar como mejor te plazca pero, no es mejor analizar las cosas antes de decirlas?

He procurado analizar antes de caer en la blasfemia, yo ya estoy en un punto donde me considero capaz de llevar una relación adulta, pero que pasa cuando la otra persona no lo está? aqui es cuando entra la tolerancia para no caer en la filosofía de Batussai y continuar siendo Kenshin? (Si, una acotación demasiado otaku de mi parte pero es la que mejor se aplica en este momento)

Para quienes no sepan, Kenshin Himura es un personaje ficticio del animé con su mismo nombre, pero quien al entrar en modo de batalla, lo conocían como El Destajador Battossai. Kenshin, se convierte en un mendigo que llevaba consigo una espada de filo invertido, ya que asesinó a tantas personas durante la guerra, que decidió no matar nunca más. Hasta que entra en modo Battosai y entonces, es como si el alma se le apagara llevandolo a matar a diestra y siniestra.

En otras palabras, prefiero analizar las cosas, comprender, y luego existir...antes de perder la paciencia y hacer algo de lo que luego me vaya arrepentir. Tal vez no te corte la cabeza con una espada samurai, pero no me lleves al extremo de aniquilar sin contemplación lo que siento o pudiera llegar a sentir.




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