miércoles, 17 de junio de 2009

Gracias por el tango

Eran alrededor de las 11 de la noche. La gente bailaba a mi alrededor, y yo, embriagada de tanta locura, observaba atentamente desde el final de la barra, a un hombre con ojos de color tristeza. El bebía una cerveza, yo bebía un Cosmopolitan, probando algo diferente.

A veces me miraba, y yo le esquivaba. No quería un contacto visual permanente. Quería que deseara verme más de cerca y no adorarme desde lejos. El usaba una corbata a medio ajustar, con unos jeanes y un blazer que no hacía juego, pero era encantadoramente atrayente. Su cabello, negro y rebelde, algo largo…era sin más, una deliciosa presa.

Me distraje pidiendo otro cosmo, y cuando me di la vuelta para observarlo, se había ido. “demonios…” pensé.

“No es necesario que me busques” me dijo una voz ronroneante en mi cuello. Batí mi melena a un lado y ahí estaba: El hombre con ojos color tristeza.

Al fondo, sonaba un electrotango, siempre tan seductor y morboso.

Me pregunto mi nombre, y le mentí. Ya ni recuerdo cual era mi piadoso nombre. Le dije que era azafata y solo tomaba un trago parta relajarme, mañana tenia un vuelo temprano. Mintiéndole nuevamente le dije: “me estoy quedando en un hotel algo lejos de aquí”.

Hombre- quieres saber mi nombre?
Yo- No. Prefiero saber el olor de tu piel…
Hombre- Bailemos un poco entonces…

Me llevo a la pista y para mi sorpresa bailaba muy bien el tango. Sus manos me tomaban fuertemente la cintura, y un bajo guiaba el movimiento de mis caderas. Sus ojos fijados en los mios, dejaron ser tristes. Tenian hambre…y los mios tambien.
Gotas de sudor resbalaban por mi pecho, y el con un encendiente toque de sus dedos los secaba lentamente. Le hice saber, que sería mio por una noche, pero no que yo fingiria que el tendria el control de a raticos. Las notas de un piano y un acordeón guiaban nuestros pasos… contundentes y prudentes.

Los tragos quedaron olvidados, y nuestras pieles estallaban de deseo en la pista.

H- quieres que vayamos a tu hotel?
Y- no. Vayamos a otro.

Ya en el ascensor a penas podíamos contenernos, sus besos eran tan apasionantes y calientes como sus movimientos en la pista. Sus manos, con más fuerza de la que aparentan, me tocaron como no me habían tocado en años. Tuvimos un sexo fabuloso, apasionado y sin culpas. Al cabo de un rato, se quedó dormido. Me vestí, y lleve mis tacones en la mano, no quería despertarlo. Encendí un cigarrillo mientras caminaba por las calles buscando un taxi, recordando mi experimento. Los hombres creen que las mujeres no podemos ser como ellos lo son a veces, creen que no podemos mentir para llevar un hombre a la cama, que no salimos de cacería, y que no podemos tener un sexo vacío, sin sentido y fogoso. Le hice saber a uno de esos hombres que revisara su correo, al hacerlo, encontrará una foto comprometedora de su ahora formalmente ex novia, seduciendo a su mejor amigo que vino de visita y que jamás su ex conoció en persona…mientras, otro hombre despertará con una nota a su lado que dirá: “gracias por el tango”.


2 comentarios:

LaMorocha dijo...

Ami, me gustó indiscutiblemente.

Carl, tenemos que hacer como esa chica algún día... jejejeje

Kame dijo...

jejejejeje para mi todo esta muy claro....